La cuestión de si María y José estaban casados en el momento del nacimiento de Jesús es fascinante, ya que se adentra en los aspectos culturales, históricos y teológicos de las narrativas del Nuevo Testamento. Comprender la naturaleza de su relación requiere examinar el contexto proporcionado por los relatos evangélicos, particularmente los de Mateo y Lucas, que son las fuentes principales de la historia de la natividad.
Para empezar, es esencial comprender las costumbres judías en torno al matrimonio durante el primer siglo. En la cultura judía, el matrimonio era un proceso de dos pasos: el compromiso y la ceremonia de boda. El compromiso, o "kiddushin", era un compromiso formal que era legalmente vinculante. A diferencia de los compromisos modernos, una pareja comprometida era considerada marido y mujer, aunque no vivían juntos ni consumaban el matrimonio hasta la ceremonia de boda, conocida como "nissuin".
El Evangelio de Mateo proporciona información sobre el estado de la relación de María y José. En Mateo 1:18-19 (NVI), se dice: "El nacimiento de Jesús, el Mesías, fue así: Su madre María estaba comprometida para casarse con José, pero antes de unirse, se encontró que estaba embarazada por obra del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era fiel a la ley y no quería exponerla a la deshonra pública, pensó en divorciarse de ella en secreto".
Aquí, Mateo usa el término "comprometida para casarse", indicando que María y José estaban comprometidos. José es referido como su "esposo", lo cual se alinea con la comprensión judía del compromiso como un acuerdo legalmente vinculante. El pasaje aclara que aún no se habían "unido", lo que significa que aún no habían consumado el matrimonio ni comenzado a vivir como marido y mujer.
La respuesta de José al embarazo de María es crucial para entender su relación. Según Mateo 1:20-24, un ángel del Señor se le apareció a José en un sueño, instruyéndole que no temiera tomar a María como su esposa porque el niño concebido en ella era del Espíritu Santo. El mensaje del ángel tranquilizó a José sobre la naturaleza divina de la concepción de Jesús.
La decisión de José de tomar a María como su esposa después de la visita del ángel sugiere que avanzó con el proceso matrimonial. Mateo 1:24-25 (NVI) dice: "Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y llevó a María a su casa como su esposa. Pero no consumó el matrimonio hasta que ella dio a luz a un hijo. Y le puso por nombre Jesús".
Este pasaje indica que José llevó a María a su casa, lo cual típicamente ocurriría después de la ceremonia de boda en la costumbre judía. Sin embargo, no consumaron el matrimonio hasta después del nacimiento de Jesús, manteniendo la integridad del nacimiento virginal.
El Evangelio de Lucas proporciona otra perspectiva sobre la historia de la natividad. En Lucas 2:4-5 (NVI), se registra: "Así que José también subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a Judea, a Belén, la ciudad de David, porque pertenecía a la casa y línea de David. Fue allí para registrarse con María, quien estaba comprometida para casarse con él y estaba esperando un hijo".
El relato de Lucas reafirma que María estaba "comprometida para casarse" con José, manteniendo el lenguaje de compromiso. El énfasis en su estado de compromiso antes del nacimiento de Jesús es consistente con la narrativa de Mateo, retratándolos como legalmente vinculados pero aún no completamente casados en el sentido de consumación.
El nacimiento virginal es una piedra angular de la teología cristiana, afirmando el origen divino de Jesús y la naturaleza milagrosa de su concepción. Los relatos de Mateo y Lucas enfatizan este milagro al destacar que María era virgen en el momento del nacimiento de Jesús. Esta doctrina subraya la creencia de que Jesús era tanto completamente Dios como completamente humano, concebido por el Espíritu Santo y nacido de una mujer.
El contexto legal y social de la relación de María y José también sirve para proteger a María de la deshonra social. El carácter justo de José se demuestra por su intención inicial de divorciarse de María en secreto, lo que la habría librado de la vergüenza pública. Sin embargo, su obediencia al mensaje del ángel y su aceptación de María y su hijo reflejan su fe e integridad.
Comprender el contexto histórico y cultural de las costumbres matrimoniales judías del primer siglo es vital para interpretar las narrativas evangélicas. El período de compromiso no era meramente un compromiso casual sino un contrato formal y vinculante. Romper un compromiso requería un divorcio, como lo indica la contemplación de tal acción por parte de José.
Además, el viaje a Belén para el censo, como se describe en Lucas 2, sugiere que María y José actuaban como una unidad familiar. La decisión de José de llevar a María, a pesar de su avanzado embarazo, indica un nivel de responsabilidad y cuidado consistente con un esposo hacia su esposa.
La historia de María y José es también un testimonio profundo de fe y obediencia. Tanto María como José recibieron mensajes divinos y respondieron con confianza en el plan de Dios. La aceptación de María de su papel como madre del Mesías se expresa bellamente en Lucas 1:38 (NVI): "Soy la sierva del Señor", respondió María. "Que se cumpla en mí tu palabra".
Las acciones de José demuestran un profundo compromiso con la voluntad de Dios, ya que llevó a María a su hogar y crió a Jesús como su propio hijo. Su disposición a abrazar esta situación extraordinaria refleja un nivel notable de fe y sumisión al propósito de Dios.
En conclusión, María y José estaban comprometidos en el momento del nacimiento de Jesús, un estado que era legalmente vinculante y similar al matrimonio en la cultura judía. Aún no habían consumado el matrimonio, preservando la doctrina del nacimiento virginal, que es central en la teología cristiana. Las narrativas en Mateo y Lucas proporcionan un relato armonioso de su relación, enfatizando su fidelidad y obediencia al plan de Dios.
La historia de María y José no es solo un relato histórico, sino también un ejemplo profundo de fe, confianza e intervención divina. Destaca la naturaleza milagrosa del nacimiento de Jesús y prepara el escenario para el desarrollo del mensaje del Evangelio, que continúa inspirando y transformando vidas hoy en día.