La frase "escoge a quién servirás" es un llamado a la decisión y el compromiso que resuena profundamente dentro de la fe cristiana. Aunque no es una cita directa del Nuevo Testamento, evoca un momento significativo en el Antiguo Testamento, específicamente en el Libro de Josué. Este momento es fundamental para entender la naturaleza de la fe y el compromiso en la vida cristiana.
En Josué 24:15, Josué, el líder de los israelitas después de Moisés, se presenta ante el pueblo y les presenta una elección: "Pero si servir al Señor les parece indeseable, entonces elijan hoy a quién servirán, ya sea a los dioses que sus antepasados sirvieron más allá del Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra están viviendo. Pero en cuanto a mí y a mi casa, serviremos al Señor." Esta declaración es un momento profundo de decisión, enfatizando la importancia de elegir a quién servir con intencionalidad y dedicación.
Este llamado a elegir no es solo un concepto del Antiguo Testamento, sino que se lleva adelante en el Nuevo Testamento en las enseñanzas de Jesús y los apóstoles. El Nuevo Testamento enfatiza continuamente la necesidad de tomar una decisión consciente de seguir a Cristo, que es la esencia de vivir con fe.
En los Evangelios, Jesús a menudo habla sobre el costo del discipulado y la necesidad de un compromiso decisivo para seguirlo. En Mateo 6:24, Jesús afirma: "Nadie puede servir a dos señores. O bien odiará a uno y amará al otro, o bien se dedicará a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero." Aquí, Jesús está destacando la imposibilidad de la lealtad dividida. Este principio subraya la necesidad de elegir a quién servir, ya que la lealtad dividida lleva a una fe comprometida.
Además, en Lucas 9:23, Jesús extiende una invitación que requiere una elección: "El que quiera ser mi discípulo debe negarse a sí mismo, tomar su cruz cada día y seguirme." Este llamado al discipulado no es pasivo, sino que requiere una decisión activa de priorizar a Jesús por encima de todo lo demás. Es un compromiso diario de servir y seguirlo, lo cual se alinea con el llamado a "escoge a quién servirás".
El apóstol Pablo también hace eco de este sentimiento en sus cartas. En Romanos 6:16, Pablo escribe: "¿No saben que cuando se ofrecen a alguien como esclavos obedientes, son esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado, que lleva a la muerte, o de la obediencia, que lleva a la justicia?" Pablo presenta una dicotomía similar a la de Josué, instando a los creyentes a elegir la obediencia a Dios, que lleva a la justicia, sobre la esclavitud al pecado.
El tema de elegir a quién servir está profundamente arraigado en la comprensión cristiana de la fe como una relación con Dios que requiere compromiso y fidelidad. La fe, en este sentido, no es meramente un asentimiento intelectual, sino que involucra a toda la persona: corazón, mente y voluntad, en una relación con Dios a través de Jesucristo.
Esta decisión de servir a Dios es también una respuesta a Su iniciativa. La Biblia enseña que Dios nos eligió primero. En Efesios 1:4, Pablo escribe: "Porque nos escogió en él antes de la creación del mundo para ser santos y sin mancha ante sus ojos." Nuestra elección de servir a Dios es una respuesta a Su elección misericordiosa de nosotros, una reciprocidad de Su amor y gracia.
La literatura cristiana también refleja este llamado a elegir a quién servir. En "Mero Cristianismo", C.S. Lewis discute la importancia de tomar una decisión sobre Cristo. Él argumenta famosamente que Jesús no nos deja la opción de ser neutrales sobre Él. Lewis afirma que Jesús es o Señor, mentiroso o lunático, y debemos elegir en qué creemos. Esto hace eco del llamado bíblico a tomar una decisión decisiva sobre a quién serviremos.
En términos prácticos, elegir a quién servir implica alinear nuestras vidas con las enseñanzas de Jesús y permitir que Su señorío guíe nuestras decisiones, valores y acciones. Significa priorizar nuestra relación con Dios por encima de todo lo demás y permitir que esa relación moldee nuestra identidad y propósito.
La decisión de servir a Dios no es un evento único, sino una elección continua que reafirmamos diariamente. Implica un compromiso de vivir por fe, confiando en las promesas y la guía de Dios. Hebreos 11:6 nos recuerda que "sin fe es imposible agradar a Dios, porque cualquiera que se acerca a él debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan con diligencia." Este versículo subraya la necesidad de la fe en nuestra relación con Dios y la importancia de elegir vivir de una manera que refleje esa fe.
Vivir con fe también significa abrazar los desafíos y sacrificios que conlleva seguir a Cristo. Jesús advirtió a sus seguidores que el camino del discipulado no sería fácil, pero es el camino hacia la verdadera vida. En Mateo 7:13-14, Jesús dice: "Entren por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la destrucción, y muchos entran por él. Pero pequeña es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y solo unos pocos lo encuentran." Elegir a quién servir a menudo significa tomar el camino estrecho, que requiere fe, coraje y perseverancia.
En última instancia, el llamado a elegir a quién servirás es un llamado a entrar en una relación de pacto con Dios. Es un compromiso de amar, servir y obedecerle, confiando en Su fidelidad y gracia. Esta elección es fundamental para la vida cristiana, moldeando nuestra identidad y guiando nuestro camino de fe.
En resumen, aunque la frase "escoge a quién servirás" está arraigada en el Antiguo Testamento, sus implicaciones están profundamente presentes en el Nuevo Testamento y en las enseñanzas de Jesús y los apóstoles. Es un llamado a hacer un compromiso decisivo de seguir a Cristo, vivir por fe y permitir que esa fe guíe cada aspecto de nuestras vidas. Esta elección no es solo una decisión individual, sino también una que impacta a nuestras familias, comunidades y el mundo mientras vivimos nuestra fe en servicio a Dios y a los demás.