Salmos 39

Una Reflexión sobre la Brevedad y Fragilidad de la Vida

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2 Enmudecí con silencio, calléme aun respecto de lo bueno: y excitóse mi dolor.
7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza en ti está.
8 Líbrame de todas mis rebeliones; no me pongas por escarnio del insensato.
9 Enmudecí, no abrí mi boca; porque tú lo hiciste.
10 Quita de sobre mí tu plaga; de la guerra de tu mano soy consumido.
13 Déjame, y tomaré fuerzas, antes que vaya y perezca.