Salmos 35

Una oración por la liberación y vindicación contra los enemigos

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2 Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
3 Y saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di á mi alma: Yo soy tu salud.
5 Sean como el tamo delante del viento; y el ángel de Jehová los acose.
6 Sea su camino oscuridad y resbaladeros; y el ángel de Jehová los persiga.
9 Y gócese mi alma en Jehová; y alégrese en su salud.
11 Levantáronse testigos falsos; demandáronme lo que no sabía;
12 Volviéronme mal por bien, para abatir á mi alma.
16 Con los lisonjeros escarnecedores truhanes, crujiendo sobre mí sus dientes.
18 Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.
20 Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
21 Y ensancharon sobre mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles: Señor, de mí no te alejes.
23 Muévete y despierta para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.
24 Júzgame conforme á tu justicia, Jehová Dios mío; y no se alegren de mí.
25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Hémoslo devorado!
28 Y mi lengua hablará de tu justicia, y de tu loor todo el día.